Capítulo 4.9. Autonomías: Dónde se gesta la dignidad y se respira libertad.

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Introducción

Sembrar y abrigar lo común. Respirar dignidad para estar en libertad es la base de vida cotidiana que ensayan diversidad de pueblos: tseltal, tsotsil, tojolabal, ch’ol, mam y familias zoques del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) en Chiapas, México. Quienes desde hace 28 años ensayan las Autonomías de manera integral, como proyecto/horizonte ético-político y como espiralada expresión territorial desde 31 Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MARZ) y 12 Caracoles/Juntas de Buen Gobierno (JBG).

La  expresión territorial del EZLN es lo que ha permitido cierto resguardo frente a la realidad criminal que vivimos en México; extrema violencia, matanza y desprecio principalmente hacia mujeres, pueblos originarios y la Madre Tierra. La experiencia del EZLN nos convoca a generar conciencia y responsabilizarnos del momento actual de colapso sistémico global. Puntualmente identificando, el colapso climático y la decadencia del sistema colonial-capitalista-patriarcal occidental  : devorador insaciable de singularidades culturales, de diversidad de mundos y modos de vida, de materia sensible femenina, de energía vital de personas, pueblos y Madre naturaleza.1 La expresión metafórica de esta crisis civilizatoria  resuena con “las cuatro ruedas” del sistema patriarcal a las que refieren los pueblos zapatistas: despojo, explotación, desprecio/racismo y represión2  qué toman vigor con la idea-fuerza de “desarrollo y progreso”3, y que adquieren ritmo feroz y acelerado desde el “dominio instrumental machista técnico-maquinal sobre la vida”4 en su condición de despojo, especulación y financiarización sobre la tierra y territorios. 

Como nos advierte Vandana Shiva5  el “modelo de crecimiento económico y masculinista industrial del progreso y ciencia” impone  la noción de más dinero y más capital sobre la base de la destrucción de lo creado/producido por la Naturaleza, pueblos no occidentalizados y las mujeres. Generando el sometimiento de lo viviente y por tanto el control y exterminio de los ámbitos de comunidad que son el fundamento de sociedades matriarcales/no-patriarcales y matristicas que abrigan lo común y por tanto, éstas se convierten en un punto de tensión con el Estado territorial moderno en tanto que las sociedades políticamente organizadas se resisten a ser capturadas por los mandatos del “sistema-capitalista moderno-patriarcal.”6

Este escrito pretende hacer una aproximación hacia la territorialidad de las Autonomías Zapatistas desde la re-existencia de mundos de vida indígenas-campesinos mayas. Son estas autonomías las que, al recuperar el dolor y su genealogía buscan  renovar y recrear sentidos de vida y no negarse como pueblos, sino entregar una cuota digna al tejido de la vida desde las autonomías. En un segundo momento, el texto reflexiona sobre la materia sensible del dolor-amor como energía vital de dignidad y que propicia formas de elaborar la política-conciencia zapatista en medio del colapso sistémico global. Resignificando filosofías de vida ancestral desde el Ich’el ta muk (grandeza de la persona y de la Madre Tierra) y lekil kuxlejal (vida digna/plena) que consideramos expresan el reconocimiento de la grandeza de la otra/otro para respirar la dignidad común y por tanto la búsqueda de la vida plena.

Una constelación de Autonomías

Personas, familias, comunidades y pueblos mayas zapatistas nos han permitido acercarnos a comprender y reflexionar la energía-fuerza del tejido de la vida, tramado y nutrido principalmente por mujeres y pueblos originarios desde el reconocimiento y apego a la Madre Tierra. Estas experiencias nos han permitido acercarnos y mirar una territorialidad como expresión de constelación de autonomías en la forma-dinámica del Caracol – Corazón.7

Hace 28 años que el EZLN decidió recuperar el vínculo integral con la Madre Tierra. Como acto fundante y contundente de los primeros días del levantamiento armado de enero de 1994, recuperaron miles de hectáreas que estaban en manos de los finqueros y hacendados. Lo que conocemos hoy como “tierra recuperada”, se expresan como  el suelo y cielo que cobija la expresión territorial autónoma  A partir de diciembre de 1994 se configura  una nueva forma de territorialidad desde los Municipios Autónomos Rebeldes Zapatistas (MAREZ). Once meses después del levantamiento armado, la  reconfiguración territorial implicó  una resignificación en la búsqueda por generar otra forma de hacer política desde los pueblos como acto de libertad, democracia radical y justicia social. Diez años después (2004) comenzarán a emerger las Autonomías desde la dinámica de los Caracoles Zapatistas. La imagen como significado de irrupción surge en la fuerza creativa del espiral de la vida en su secuencia micro y macro por desafiar la propia trama de una dinámica de sometimiento-muerte hacia los pueblos.

Los Caracoles son espacios territoriales desde donde las Juntas de Buen Gobierno (JBG) expresan la participación política desde la práctica comunitaria de los pueblos. Las Juntas, están constituidas por mujeres, hombres y otroas de diversas edades que son elegidos a través de asambleas en la escala local, municipal y regional. Desde su origen, estas  han decidido tener una rotación de tres años para ejercer el principio de “mandar obedeciendo” que surge de los siete principios ético-político zapatistas: 

  1. Bajar y no subir; 
  2. Construir y no destruir, 
  3. Convencer y no vencer, 
  4. Representar y no suplantar, 
  5. Proponer y no imponer, 
  6. Servir y no servirse y 
  7. Mandar obedeciendo. 

Éstos son materia sensible y energía vital que se practica en lo personal (hacia adentro) y colectivo (hacia afuera) de manera consciente. Las personas integrantes de Las Juntas se van rotando su estar-hacer en el Caracol por periodos de quince días o una semana para volver a su comunidad, estar y trabajar la tierra junto con su familia, sumarse al trabajo de su colectivo/cooperativa local. Después vuelven al Caracol correspondiente para hacer actividades y responder a las funciones, necesidades y tareas designadas por sus pueblos. No reciben salarios al ser un servicio derivado de la cuota de energía dada para mantener el tejido de las autonomías con sus respectivas formas de gobierno. 

Dichas expresiones/formas de diversidad, de mundos de vida, en espacios-tiempos articulados se mantienen, al menos, con tres hilos fundantes que a nuestro modo de ver son potencia del ejercicio de las autonomías: 1) ejercen el derecho de autogobernarse desde las JBG; 2) procuran el autosustento de la vida de forma familiar, colectiva y comunitaria en lo material e inmaterial al alimentar el cuerpo y espíritu; y 3) practican el derecho a la autodefensa desde actos de no guerra, donde la resistencia-rebeldía organizada desde el trabajo colectivo permite el sustento vital como respuesta creativa hacia la Guerra Integral del Desgaste8: cooperativas de telares, miel, alfarería, carpintería, etc, así como en las áreas de salud, educación, agroecología, justicia, comunicación/radios comunitarias, etc.

En México, frente a la sociedad hegemónica de producción-consumo-circulación criminal donde impera el sometimiento, control y administración de lo robado para transformar la vida en la tétrica apariencia de no vida en manos de malos gobiernos, instituciones, leyes, partidos políticos, crimen organizado y los medios masivos de comunicación,  se  promueven las “mercancías modernas de alienación suicidas como modas, armas y drogas”9  a través de la apropiación de  las  mercancías ficticias a las que se refería Karl Polanyi: tierra, trabajo, dinero.10 Así, las Autonomías zapatistas se convierten en un útero de contención y posibilidades de “sentidos de vida” que están reflejando la facultad de germinar sociedades no patriarcales a través de la  expresión de la multiplicidad de espacios-tiempos como un resguardo de la vida comunitaria.11 Siendo las autonomias el útero común, la matriz partera, de multiformes tejidos de vida que procuran la toma de decisiones para ejercer la forma política de lo comunitario y lo colectivo en la reproducción social junto con el autosustento/alimentación, enseñanza/educación, sanación/salud, comunicación/información que posibilita la libertad/tranquilidad de las mujeres, sobre todo en los actuales tiempos de violencia feminicida. 

Dichas autonomías están tejidas desde una hilaza tramada y resguardada principalmente por el hacer-sentir-pensar de mujeres. Si bien es una manifestación organizada de procesos de re-existencia desde algunos pueblos originarios en Chiapas, es necesario recalcar el hacer de las mujeres y los/las jóvenes quienes han ocupado un lugar central y han asumido crear, tejer y mantener la potencia de elaboración de otras formas del ejercicio de la política. Lo anterior ha sido posible a partir del ejercicio de la horizontalidad (no lineal sino como las montañas), lo que implica reconocer las diferencias como potencia y no como obstáculo. 

En suma: como expresión espiralada evocan la materia sensible y energía vital de personas, familias, comunidades, Municipios Autónomos, Caracoles, Juntas de Buen Gobierno y Junta de Resistencia y Rebeldía Zapatista (JRRZ). Cada singularidad de su estar-hacer-sentir-pensar generan la conciencia vital como energía-fuerza del latir de cada corazón-cuerpo “enramado” al territorio colectivo-comunitario de sus pueblos, Madre Tierra y el Pluriverso. Dicho hacer-estar desde las autonomías integrales, como resguardos y reafirmación de la vida, muestra que en medio de la guerra las Autonomías son: 1) útero de espacios-tiempos de abrigo, para lo común pero fundamentalmente para las mujeres, 2) un horizonte para la libertad de los pueblos originarios y expresiones organizativas no indígenas, y 3) una casa común en interdependencia y  corresponsabilidad con la Madre Tierra. 

La dignidad como energía vital.

Dolor-amor, son la materia sensible que evoca la memoria viva/presente que posibilita la dignidad como energía vital para alimentar el rumbo y construcción por la vida plena (Lekil Kixlejal), desde el reconocimiento y grandeza de la otra persona y de la Madre tierra (Ich’el ta muk’). Dicho de otra forma, el Dolor-Amor se entiende como una categoría política que nos permite dotar a la autonomía de una energía  vital para generar  “sentidos de vida” desde/hacia lo común y lo personal para afirmar la vida plena desde la libertad del ejercicio de las autonomías.

Estas expresiones son la base para la elaboración de otras formas de hacer política y por tanto de generar conciencia común. Si partimos de reconocer el extremos de “lo criminal” del momento actual desde la presente violencia feminicida, de la cual no hay indicios en las comunidades zapatistas. El EZLN ha logrado diseñar mecanismos de resguardo de la vida desde que eligió anular la lucha/objetivo por la toma del Poder. Pues del odio al poder es corto el atajo. Es decir, para los pueblos el dolor no se convirtió en odio. Sino en conciencia histórica del reconocimiento del desprecio, despojo, represión y explotación hacia sus modos y formas de vida. Mientras que en la ecuación de dominación del sistema criminal se cierne sobre la matanza de cuerpos-territorios para sustituirlo por el creciente odio que aspira al poder y al dinero, los pueblos del EZLN deciden caminar con el dolor junto con el amor, esto es a lo que le llaman la “energía vital” que da potencia y entiende a la   dignidad como energía vital para respirar libertad, justicia social y democracia radical. Esto, es parte del mantener la energía-fuerza del estar-hacer-pensar-sentir desde dicha materia sensible para que en tiempos de fácil contagio de violencia, sea indispensable acudir a la sabiduría de los pueblos originarios organizados para contrarrestar con actos de no guerra. 

Nuestro enfoque de la política recupera el estar cotidiano de familias, comunidades y pueblos zapatistas, pero sobre todo el aporte central de la energía vital y materia sensible que han colocado las mujeres para su elaboración desde el “estar-hacer-sentir-pensar” como entramado y despertar de la conciencia. La política entendida desde el modo y forma, es decir: desde la metáfora maya del Caracol (P’uy) y Corazón (O’tan). En el caracol, hay un movimiento “hacia afuera y hacia adentro” y hay una multiesclalaridad y multidemensionalidad: escalas desde la noción de proporcionalidad “desde dónde lo hacemos” en lo personal, familiar, colectivo, comunitario, regional, municipal etc.  Así también, la metáfora permite apreciar las dimensiones materiales, espirituales, emocionales y las construcciones éticas-filosóficas. La complejidad se interpela desde el impulso vital: coraje, voluntad, vibración, energía colectiva de un trabajo interno y de un trabajo externo que genera conciencia y búsqueda de impecabilidad (Ch’ulel, en maya tseltal). 

Política y dignidad caminan y se tejen de manera conjunta para dar materialidad y maternar la forma de organización, relación social y acción familiar, colectiva y comunitaria junto con la Madre Tierra. Entonces, consideramos que la política-dignidad como ecuación ética por la vida, comprende el ejercicio dialéctico del Caracol-Corazón para la conciencia común. En lengua tsotsil el sna’el, (snopel pensar-hacer-sentir) la Madre Tierra en su grandeza para junto con ella generar el Iche’el ta muk’ en tanto respeto-dignidad de lo uno y el todo.

A partir de aproximaciones hacia esa otra forma de elaboración de la política que han aportando los pueblos zapatistas, la propuesta de  re-pensar y re-elaborar la política se funda en la  relación dialéctica/espiralada desde el P’uy (Caracol) y Ot’an (Corazón). Retomar los siete principios ético-políticos zapatistas como siete desafíos del hacer común y como parte del acto creativo de esta otra forma de elaboración de la política, implica también retomar la metáfora de la “batalla florida” de la filosofía maya, olmeca, tolteca como el arte/ejercicio espiritual de “la guerra interior” para descubrir-nos desde dentro, ser espejo y florecer con la persona otra en nuestra luz y sombra. Proyectando los siete rumbos de los pueblos originarios: el arriba y el abajo, el delante y el detrás, el uno y el otro lado, y el centro,12 esta “batalla florida” nos colocará en el compromiso de posicionarnos en un corazón colectivo, potencia de templanza y latir consciente desde la Madre Tierra. El zapatismo evoca dicha filosofía de integralidad en su organización ético-política.

A modo de cierre

Visibilizar “el sentido de la vida” aproximandonos a lo que a mi modo de entender el EZLN está aportando desde esa otra forma de elaboración de la política, donde la relación del dolor-amor, lo ético y ecológico, la dignidad y conciencia, son la materia sensible y energía vital para la vida plena (Lekil Juxlejal). Desde los tejidos de espacios-tiempos, el regreso a lo local y a la simplicidad , surge la posibilidad de comprender a la autonomía como la base de una alternativa política. Una que, a partir de la metáfora del caracol, nos deja ver que las alternativas se constituyen más allá del Estado-Nación, de la democracia, del patriarcado y del mercado. La propuesta del EZLN es la de reinventar la autonomía a partir de un andar en donde sea posible “caminar preguntando”. Lo anterior ofrece una forma de política prefigurativa, en donde a través del diálogo, de dejarnos transformar por la/el otro, vamos haciendo un camino. 

La urgente conciencia que necesitamos en medio del colapso global nos hace plantear la interrogante ¿Asfixiarnos en medio del caos climático, aprisionarnos en la expectativa del delirio grotesco de la democracia liberal moderna, de la idea-fuerza de progreso y desarrollo? O aventurarnos al compromiso de elegir la vida desde la dignidad organizada para respirar espacios de libertad, democracia radical y justicia social que merecemos como humanidad.

Diana Itzu Gutiérrez Luna es promotora/defensora de la dignidad. Tiene experiencia con víctimas de la tortura, prisión política y criminalización, desplazamiento forzado, hostigamiento militar/paramilitar en Chiapas.  Adherente a la Sexta en Chiapas. Desde 2011 forma parte del Espacio de Lucha contra el Olvido y la Represión (ELCOR). Y desde 2018 del colectivo de mujeres “Raíz de Luna”, donde se trabaja la sanación colectiva-consciente. Desde 2019 es parte de la Red de Resistencias y Rebeldías AJMAQ. De 2020 a 2021 fue coordinadora político-operativa del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas. Practicante de kung fu, escritora, danzante de luna, socióloga y doctora en Estudios Sociales Agrarios. dianaitzuluna@gmail.com

Referencias:

1 Gutiérrez, D. I. (2018). “Territorialidades no patriarcales. Aproximaciones anti-sistémicas desde una iniciativa del Concejo Indígena de Gobierno en México”. RevIISE – Revista de Ciencias Sociales y Humanas, 11 (11), pp. 121-133. En línea:   http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/reviise/article/view/23

2 Para mayor información ir a: http://enlacezapatista.ezln.org.mx/2021/07/25/por-que-si-a-la-consulta-y-si-a-la-pregunta/ Consultado: 10 de abril del 2022.

3 Sachs, W. (Ed.). (2001). Diccionario del Desarrollo: una guía del conocimiento como poder. México: Universidad de Sinaloa y Galileo Ediciones. 

4 Von Werlhof, C. (2015b).Madre Tierra o Muerte. Reflexiones para una Teoría Crítica del Patriarcado. México: El Rebozo.

5 Shiva, V. (1988). Abrazar la Vida. Mujer, ecología y supervivencia. Cuadernos Inacabados. Madrid.

6 Esteva, G, y Gutiérrez D. I. (2016). “Cuatro ejemplos territoriales de resistencia frente a la tormenta sistémica mundial”. En, Luis Daniel Hocsman y Carlos Walter Porto-Gonçalves (coords.). Despojos y resistencias en América Latina/Abya Yala. Chiapas, Ediciones Junetik Conatus, Universidad de la Tierra/CIDECI, pp. 32-54;​, Scott, J. (2009). The art of not being governed: An anarchist history of upland Southeast Asia. New Haven – London: Yale University Press; Goettner-Abendroth, H. (2017). Sociedades Matriarcales. Estudios en torno a las culturas indígenas alrededor del mundo. Jalisco: Taller Editorial la Casa del Mago.

7 Gutiérrez, D. I. (2022). Una cuota de energía al tejido de la vida.  Colección de 27 libros de bolsillo AL FARO ZAPATISTA, Comité Organizador y Editorial: Xochitl Leyva Solano, Jorge Alonso, John Holloway. México: Editorial RETOS, Cátedra Jorge Alonso-Universidad de Guadalajara y CLACSO.

8 Desde los primeros días de la aparición pública del EZLN se desató contra los pueblos zapatistas una Guerra Integral de Desgaste por parte del gobierno federal, estatal, municipal y local. Para una mirada y acercamiento reciente del cómo se vive dicha guerra consultar los últimos informes de la Red de Resistencias y Rebeldías AJMAQ, en: https://redajmaq.org/ 

9 Polanyi, K. (2009b). El sustento del hombre. Buenos Aires: Capitán Saing Libros. 

10 Polanyi, K. (2009a). La Gran Transformación. México: Juan Pablos Editor. 

11 Gutiérrez, D. I. (2018). “Territorialidades no patriarcales. Aproximaciones anti-sistémicas desde una iniciativa del Consejo Indígena de Gobierno en México”. RevIISE – Revista de Ciencias Sociales y Humanas, 11 (11), pp. 121-133. En línea:   http://www.ojs.unsj.edu.ar/index.php/reviise/article/view/23

12 EZLN. (2007). Ni el Centro ni la Periferia. Coloquio Aubry. Parte I. Pensar el Blanco: https://enlacezapatista.ezln.org.mx/2007/12/13/conferencia-del-dia-13-de-diciembre-a-las-900-am/ 

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